Giselle Yañez entrenaba agility con su perra, Border Collie, Keysi y como deportista que és, le gustaba mucho. Pero hace poco subió una reflexión en su muro de Facebook que decía «Ya no entreno perros». Jonás Thulin contactó con Giselle porque le interesaba saber el por qué detrás y éste tarmo de los viajes de Pongamos que Hablo de Perros es la conversación entre Giselle y Jonás sobre ello…
Holaa Jonas!
Soy Juanma y estaba escuchando el último podcast «ya no entreno a perros» y comentas que cuando viene un perro en junto sin olfear nada sientes muchísima lástima…
Eso justo me pasó el otro día que estabamos paseando por la barriada y vino una pareja con dos pastores alemanes, una la tenían desde cachorro y acababan de adoptar un perro policía anti drogas.
Café, el shiba inu que vive conmigo, adulto joven e inexperto de un año y medio fue a saludar y el perro policía no interactuaba nada, increíble daba miedo. Y Café empezó a andar en círculos gruñendo como diciendo ILLO QUE ESTOY AQUI! HOLAA?! HAY ALGUIEN?? jajaja pero claro a ojos de los demás mi perro era el agresivo porque gruñia y el suyo era buenísimo porque simplemente no hacía nada…
Sí, da una pena enorme. Un perro completamente apagado y anulado.
Te cuento un cuento (verídico):
En los años ochenta vivía en Gotemnburgo y unos de mis amigos/conocidos era un policía guía K9. Su perro era un Pastor Alemán llamado Tarzán. Tarzán ganó una competición de perros policía nacional y fue el mejor perro policía de Suecia tres veces.
Ese perro era totalmente incapaz de gestionar un encuentro con otro perro. Un perro al servicio del ser humano 100% y anulado completamente como perro. Una pena enorme…
También creo que comenté, en un episodio, unos encuentros con un Border Collie que tuvimos aquí en los que los míos se volvieron reactivos poco a poco.
Yo dije que es como mis perros lo interpretaron como les estaba ignorando.
Y éso sabemos que es el mayor insulto posible…